martes, 18 de octubre de 2011
jueves, 29 de septiembre de 2011
Los sentidos nos engañan:
Algunas veces vemos cosas imaginarias vemos lo que queremos ver no la realidada haci tengamos pruebas de muchas cosas puede quetanto como mi persona y la otra estemos engañadas ….
-sentir-tocar-oler-oir:son unos de las características que aprobamos
Yo creo que no son nuestros sentidos los que nos engañan, sino la interpretación de estos, por ejemplo, vas por la calle y ves a lo lejos una silueta que se parece a la de un amigo, a raíz de ese parecido uno ya se conciencia con que esa persona es su amigo, pero cuando se acerca y no lo es, pensamos que nuestros sentidos nos engañan, pero yo creo que no son los sentidos sino la interpretación que le damos, a la asociación de imágenes con pensamientos de esas personas de nuestro entorno, de amistades…
No solo que nos engañan nuestros sentidos sino que también nos engaña la razón común en muchísimas cosas hay muchísimos juegos en los que ves cosas que no son como las ves la primera vez. Por ejemplo esas famosísimas espirales que parecen que giranchísimas cosas. Como por ejemplo vea esta
No solo que nos engañan nuestros sentidos sino que también nos engaña la razón común en muchísimas cosas hay muchísimos juegos en los que ves cosas que no son como las ves la primera vez. Por ejemplo esas famosísimas espirales que parecen que giranchísimas cosas. Como por ejemplo vea esta
http://bromas.lopeor.com/bromas/ciego.as…
Y lo mismo hay para el oído, el olfato, el tacto y el gusto
Y lo mismo hay para el oído, el olfato, el tacto y el gusto
Muchas veces nuestra razón común también hace q nos engañen nuestros sentidos. Ya que a veces distorsionamos la realidad para ver exactamente aquello que queremos ver, o para oír lo que queremos oír aunque no sea eso lo que nos están diciendo. A veces es a propósito como lo que mencioné y a veces es accidental como tu ejemplo…El pensamiento es real el resto es la ilusión que este genera…creo que es la percepción, el sentido que le des en ese momento... como cuando crees que escuchaste cierto sonido y en realidad no era ese, a veces la luz, la sombra puede hacer cambiar a un objeto y siempre será el mismo objeto pero lo ves diferente y no te engaña la vista, cuando estás resfriado no hueles igual las cosas, en fin...creo que todo es subjetivo.
La inteligencia nos engaña
Si porque como crees que son tan inteligente cree que todo lo que haces bieny no y no resulta que como crees ranto en ti piensas eso pero en total lo isistes malo
Tanto como los entidos y la inteligencia nos engañan porque igual nadie ni nada es perfecto..
La inteligencia nos hace ser perfeccionista ya que nos sentimos y queremos que todo o que hacemos sea perfecto pero todos los seres humanos no son perfectos
En conclusión: la inteligencia nos engaña ya que ello actúa un poco por los sentidos y la razón osea tenemos que tener nuestro celebro en igualad para tener resultados buenos….
martes, 13 de septiembre de 2011
1.Analiza y explica como las personas especializadas en psicoanalisis logran desarrollar teorias que permitan explicar el conocimiento humano y lograr determinado tipo de madificaciones en el mismo
primeramente el psicologo se plantea una pregunta,el porque es persona se comporta de esa manera,luego realiza un minusioso analisis o un estudio genetico,para mirar como los genes del padre o de la madre pueden influir en el comportamiento de dicha persona. Tambien analisa la familia y la sociedad donde la persona crece.El ser humano es un ser complejo y dificil de conocer y analizar;la principal tarea de la psicologia es alcanzar verdaderos criterios que permitan tener un analisis mas afondo,pero el psicologo debe saber que hay elementos no raciaonales del ser humano que dejan a la ciencia con objetivos imposibilitados ,frente a esta situacion
2.Observa diversos tipos de comportamientos entre las personas con quienes compartes a diario y trata de establecer las razones por las cuales ellas asumen deterninado tipo de reacciones frente a situaciones imprevistas
Pienso que aquellas personas tienen diferente tipo de reacciones ,ya que todos tenemos diferente metabolismo ,manera de pensar y tenemos diferente manera de asimilar las cosas
4.En un escrito corto determina la importancia de la psicologia en las circunstancias actuales que se viven en el mundo
COMPETENCIA ARGUMENTATIVA
COMPETENCIA PROPOCITIVA
pienso que la psicologio es muy impornate en el mundo ya que es la que estudia los procesos psiquicos,cognitivos y sociocognitivos del ser humano.En el mundo hay muchisimas personas falencias y estas hacencausar al mundo circunstancias no deseadas,por estas razones considero muy importante la psicologia ya que nos ayuda a superar nuestras dificultades.
7.Haz una propuesta psicologica que permita comprender y superar los problemas de violencia y de intolerancia que reinan en el mundo actual
Mi propuesta seria hacer conferencias con personas capacitadas que tuvieran la fluides necesaria para hablar de estos temas y luego con personas que son violentas e intolerante para llevarlas a lugares capacitados y hacerlos dia a dia mejor
9.La psicologia como ciencia pone como evidencia los graves males de la sociedad relajados de manera indivual.Esta situacion se hace evidente cuando:
A.Las personas manifiestan comportamientos inadecuados o desadaptados.
Pienso que esta es la respuesta ya que,cuando como seres humanos acudimos a un psicologo es por que nuestros comportamientos no son los mismos y necesitamos ayuda.
PAG:161 COMPETENCIA INTERPRETATIVA
1CUADRO
COMPORTAMIENTO
PSICOANALISIS: basada mas que todo,entre los procesos mentales concientes e inconcientes,y tienen enfoque en la sicoterapia de la mente humana.
CONDUCTISMO: son los estimulos que se le presentan a la persona con base en el comportamiento.
GESTALTISMO: son estimulos que se resiven primero aislados como sensaciones que despues se organizan en imagenes mas complejas.
MUNDO
PSICOANALISIS: son trabajos sobre la estructura y funcionamiento de la mente humana
CONDUCTISMO:ante el estimulosiempre se puede tresponder de la misma manera de telsuerte que las reacciones ya no sera inecesarias o esponteneas.
GESTALTISMO:son imagenes persividas en su totalidad como configuraciones
CONCIENCIA
PSICOANALISIS: se refiere a la estructura sistenatica de la teoria sicoanalista que se refiere a las acciones de al mente humana que se contribuye hacia los demas o hacia uno mismo
CONDUCTISMO: la persona entre mas organice sus acciones no le va a parecer sorprendido sus actos
GESTALTISMO: el contesto en la mente humana juega un papel en el ser.
2. Describe la importancia de la percepción humana de la realidad para los análisis psicológicos que desarrolla el gestaltismo
La realidad que percibe un individuo depende de la integridad del ser, quiere decir que la percepción esta condicionada por el conjunto de experiencias que el individuo tiene asimiladas
3. Explica el sentido del ELLO en la vida psíquica de las personas y la forma como el se manifiesta en la vida cotidiana
El ser humano se comporta de diversas formas, por lo que actual hacia el mismo y hacia una sociedad
4. Analisa los aporte de los antiguos pensadores a la psicologia y establece los elementos que de ellostomo la psicologia actual
ARISTOTELES hablo de que que toda persona tiene corporalidad y ser. La formación del ser se hase desde la primera infancia y en la influencia de los padres.
COMPETENCIA ARGUMENTATIVA
5. Explicalas razones por las cuales el psicoanalisis ubica en el súperyo ala figura paterna,a las normas y als determinaciones rigidas
FREUD en el psicoanalisis dice que le padre y la madre representa la figura de la norma y la autoridad en el individuo
El ser no es conciente de que la manera como maneja la norma es concordante con la figura paterna y materna
6. Plantea distintos argumentos que contradiga la propuesta conductista, según la cual los seres humanos podemos modificar nuestro comportamiento de acuerdo con una ley estimulo
Los estimulos producen en el individuo una respuesta,pero esta depende de la formacion del ser que tenga el individuo.Dicho de ptra manera no todos los seres responden de igual manera a un estimulo
COMPETENCIA PROPOCITIVA
7. Propon una nueva teoría psicológica que tenga como base la comprencion de la persona como u ser autónomo, independiente ,libre y caprichoso
El ser como tal debe ser autonomo en lo que piensa en como actua para construir una sociedad a bases de elementos y de aportes para cada uno
8. Establece la importancia de valorar a cada persona como un ser con dignidad, por encima de los intereses cientificos de estudio
Pienso que todos los seres humanos valemos lo mismo, no por que uno sea rico, pobre, feo, bonito vale mas que el otro ni por que tenga una educación mas alta que la otra persona
9. Deacuerdo con el psicoanalisis los principales problemas psicologicos de las personas tienen su origen en la infancia .Esta cituacion se produce por que
domingo, 24 de julio de 2011
critica:me parese que el esta hablando mas de lo que es.esta bien que hay un Dios bueno y verdadero pero el quiere obligar a los ateaos a creer en el,en ocasiones no se si creer en DIOS pero algunas veces si creo de todo corazon en el, pero como pasan tantas cosas dudo de su existencia..muchas cosas que dice el libro es siertas ,pero aveces esajera.....pienso que el esta un copo corrido porque ni sabe lo que dice.
viernes, 22 de julio de 2011
resumenEn la primera meditación Descartes intenta librarse de sus concepciones erróneas. Para ello observa cuáles de ellas puede poner en entredicho, puesto que en aquella que encuentre razones para ello, verá señales de error, lo que bastará para desecharla. Y no tendrá tampoco que examinarlas todas, bastará aquellas que fundamenten el resto, ya que botando los cimientos, se viene abajo todo el edificio. Descartes comienza dudando de los sentidos, argumentando que si éstos nos han engañado alguna vez hemos de pensar que pueden engañarnos siempre.
Cuando sueño siento la existencia de las cosas igual que en la vigilia y, sin embargo, no existen. La dificultad para distinguir el sueño de la vigilia presta la posibilidad de dudar también de la existencia de las cosas. Sin embargo es cierto que, aún fuera del estado de vigilia, hay verdades que prevalecen, como las matemáticas: “Pues, duerma yo o esté despierto, dos más tres serán siempre cinco, y el cuadrado no tendrá más que cuatro lados”.
Descartes introduce un nuevo motivo de duda: la hipótesis de que puede que Dios haya puesto en mi mente estas ideas con la intención de engañarme. Pero existiría una posible objeción a esta hipótesis: podría repugnar a la voluntad divina el querer engañarme. Para evitar equívocos con la fe, Descartes cambia la denominación de Dios engañador por Genio maligno, un ser todopoderoso que tiene la voluntad de engañarme en todo lo que pienso. Con esta hipótesis ahora parece que no puedo tener nada por cierto sin correr el riesgo de ser engañado; incluso con las verdades matemáticas puede ocurrir que “haya querido que me engañe cuantas veces sumo dos más tres, o cuando enumero los lados de un cuadrado”.
Con todo este proceso de duda, desarrollado en la 1ª Meditación Metafísica Descartes persigue llegar a una verdad absoluta.
Llegado a este punto, en la 2ª Meditación Metafísica, Descartes aplica la duda a la propia duda. Y es entonces cuando encuentra un elemento que prevalece a la duda. Si dudo que dudo es indudable que sigo dudando. El hecho de dudar, aunque me esté engañando, siempre puedo tener la certeza de que estoy dudando. Y dudar implica necesariamente que estoy pensando; y si estoy pensando es indudable que estoy existiendo(uff!). Por tanto estamos ante la primera verdad inobjetable, la de mi propia existencia como verdad pensante, a partir de la cual va a construir todo el conocimiento: Pienso, luego existo.
Una vez establecida una verdad indubitable, a partir de la cual va a construir todo el conocimiento, Descartes realiza una profunda meditación analítica del pensar: por él la duda desemboca en la evidencia de la realidad del pensamiento. El contenido inmediato del pensamiento es la realidad existencial del sujeto pensante: la duda puede afectar a todos los contenidos del pensamiento, pero no puede afectar al yo donde estos contenidos están. Intuimos la existencia de un yo cuya esencia es ser pensamiento. En esto precisamente consiste intuir, en percibir conexiones necesarias, evidentes. Para poder intuir conexiones necesarias entre ideas, es preciso que éstas sean simples, pues sólo la relación entre ideas simples puede ser también simple. Y sólo de lo simple hay verdadera intuición. El resto del conocimiento es deducción.
Es por esto que afirma que se tiene certeza de toda verdad que se obtenga por medio de una intuición clara y, además, distinta.ya que es así como percibió dos certezas tales como que pienso y soy y además porque todo lo que lo rodeaba le parecia confuso
Luego Descartes divide los pensamientos en ideas: pensamiento similar a la imagen de una cosa, voluntades y juicios: cuando a la idea le añado algo que la relaciona conmigo, ya que es escogida como tema por mi espíritu
Las ideas en sí mismas no pueden ser falsas al igual que las afecciones y voluntades. Sea la voluntad que sea y sobre lo que sea, es una voluntad. Es en los juicios donde se puede errar, y Descartes toma como ejemplo un error que tacha como común: el pensar que nuestras ideas tienen una existencia externa a nosotros mismos: yo siento calor al estar sentado frente al fuego. También nos puede parecer que el calor es algo ajeno a nuestra voluntad, aunque Descartes rechaza esto, ya que podemos imaginarnos lo mismo pero sin intervenir en ello nuestra voluntad, o interviniendo pero sin nosotros darnos cuenta. Puede también haber una diferencia muy grande entre el objeto y su idea - como ejemplo la diferencia entre el sol que vemos y el sol astronómico.
Descartes desarrolla la idea de que una cosa engendra otra cosa, y por esto concibe la existencia de un Dios perfecto e infinito, siendo nosotros seres creados por él y gracias a esto es que poseemos ideas como las de infinitud o inmortalidad, ya que solo un ser omnipotente e inmortal como Dios podría dejarnos estos tipos de marca.
Tengo también la idea de dios antes que la de mí mismo, ya que posee más realidad y mayor perfección. Para sentirme imperfecto, he de sentir algo más perfecto que yo con lo que compararme.
Cuando decimos que alguien dice la verdad, decimos dos cosas:
Esta segunda parte es la interesante. ¿Somos los seres humanos capaces de conocer la verdad? ¿Puede nuestra inteligencia conformarse con el ser que cree entender?
La gran mayoría de los seres humanos -tal vez sin hacerse la pregunta- ha tenido por evidente que somos capaces de conocer la realidad, que nos conocemos a nosotros mismos, que conocemos a los otros seres humanos que nos rodean, que conocemos las cosas con las que nos encontramos en la vida. Es una certeza de sentido común. Sin esa certeza no sembraríamos esperando la cosecha, no tomaríamos un vehículo para llegar a tal parte, no nos resguardaríamos bajo techo a la hora de la tormenta, ni siquiera hablaríamos con otra persona. ¿Qué sentido tiene hablar con otra persona si no estamos seguros de que estamos frente a esa persona?.
Descartes a lo largo de sus meditaciones se cuestionaba la veracidad de nuestras experiencias, es decir, basados en lo anteriormente dicho, cuestionaba que lo que nosotros digamos, hagamos o sintamos se ajuste a lo que en el fondo pensamos; a raiz de esto me surge la siguiente duda, ¿cuándo deja de ser verdadera una realidad? , es decir, la gente que en la pelicula vivía en la matrix, sin saber acerca de la otra desastroza realidad, vivía en “su” realidad y no porque exista otra que la maneje ésta dejara de ser verdadera, ya que yo creo que lo que importa no es la realidad como tal, sino que lo que la persona siente, a travez de los sentidos y más allá, es decir, lo central no es lo que le pasa a uno, sino cómo uno percibe lo que le pasa, ya que no existe una sola y verdadera realidad. Esto se aprecia en la película cuando un niño le dice a Neo que “ no trates de doblar la cuchara, eso es imposible.En vez de eso, sólo trata de darte cuenta de la verdad, la cuchara no existe, entonces veras que la cuchara no se dobla, eres solo tú”
1.- no encontré otra palabra para explicar esta…mm….cosa.
La realidad está estrechamente relacionada a la verdad, todo depende del grado de percepción del hombre. En otras palabras: incluso la verdad está sujeta a modificaciones. Hasta la propia realidad cambia y se transforma cuando el hombre la percibe.
A mi parecer la realidad se crea a travez de un consenso , por lo tanto la realidad no existe como tal, sino que como consenso de una comunidad, y para argumentar este punto citaré una frase de Stephen Hawking: "¿Cómo podemos hacer de la realidad la base de nuestra filosofía, si lo que consideramos real depende de nuestra teoría?”. En Matrix existen dos realidades: una que es el consenso que establecen los observadores dentro de la Matrix; y otra que se constituye en el consenso establecido por observadores desde fuera de ella. Sin embargo, existe un nexo entre estas dos realidades, ya que “el cuerpo no puede vivir sin la mente”, lo que percibe la mente en la matrix se hace real para el cuerpo fuera de ella.
Descartes, al igual que Sócrates, cree que el hombre debe alejarse lo más posible de sus sentidos, ya que estos nos ocultan la verdad, nos engañan. Sin embargo, creo (con mucha humildad) que Sócrates y Descartes se equivocan; ya que a lo largo de mi vida me he dado cuenta de que mis momentos de mayor brillantez y encuentro conmigo mismo han sido aquellos en que he estado en un equilibrio casi pleno de mi cuerpo y alma, el mejor ejemplo es los ejercicios que hacemos antes de comenzar cada clase de filosofía, gracias a ellos nos conectamos con nuestro cuerpo, lo que nos permite estar 100% presente en la clase, y esto nos lleba a una mejor comprensión de la misma. Es por esto que discrepo con Descartes en el asunto de alejarnos de los sentidos para descubrir la verdadera realidad, ya que creo que vivir “nuestra” realidad en contacto con nosotros mismos es un camino tan legitimo como el suyo para llegar a un fin mayor como por ejemplo la felicidad.
El tema de la felicidad no es menor, en Matrix se ve claramente como Cifra prefiere volver a la matrix olvidando la existencia de la otra realidad,y viviendo eternamente engañado con el fin de evitar las penurias que pasaba en el mundo “real” , es decir muchas veces es mejor : “Una mentira que te haga feliz que una verdad que te amargue la vida” . R.Arjona.
Esto último nos lleva a pensar si es que queremos buscar una realidad más allá de la nuestra, o es mejor buscar la verdad dentro de la posible falsedad de nuestra pequeña realidad.(uff!)
Sin embargo , los hombres estarán siempre condenados a dudar y a buscar la verdad, ya que al no existir un ser superior presente(2) , nunca sentiremos , ni deberiamos ,de tener la verdad absoluta . “La verdad es una nesecidad ineludible de la vida humana” Ortega y Gasset.
Según mi parecer , Descartes le da a la realidad el carácter de preestablecida e ilusoria , lo que podría ser influído por la época que a el le tocó vivír , una época en que las antiguas ideas caen y los hombres y su vida queda sin cimientos suficientemente robustos . Una frase que podría resumir este tiempo es “La vida es sueño , y los sueños, sueños son” Calderón. Sin embargo yo no creo que la vida sea un simple sueño que a nosotros nos tocó soñar si no que pienso que la realidad que vivimos es moldeable según nuestros actos y la sabiduría con que decidimos enfrentarlas , o como lo describe Deepak Chopra (3) “una sabiduría que nos conduzca a la realidad de la libertad y el milagro” , lo que tiene mucha relación con el mensaje que nos deja Jesús : “La verdad os hará libres”.
En resumen mi opinion es que no existe gran diferencia entre vivir en un mundo “falso” como Matrix o fuera de él , ya que la verdad de su existencia está nada más que dentro de nosotros , al igual que todas las cosas que son nada más que “nombres que les damos a las distintas ondas que impactan nuestro sistema nervioso”.
2.- Notese que digo existir y presente , ya que no niego la presencia de Dios , sin embargo no es un ser que sea en el tiempo , por lo tanto no existe , simplemente es , y con esa caracteristica es imposible que nos guie directamente.
3.- Lider de la medicina de la mente y el cuerpo y del potencial humano.
Curso: Antropología Filosofica
encuadre:
Cuando sueño siento la existencia de las cosas igual que en la vigilia y, sin embargo, no existen. La dificultad para distinguir el sueño de la vigilia presta la posibilidad de dudar también de la existencia de las cosas. Sin embargo es cierto que, aún fuera del estado de vigilia, hay verdades que prevalecen, como las matemáticas: “Pues, duerma yo o esté despierto, dos más tres serán siempre cinco, y el cuadrado no tendrá más que cuatro lados”.
Descartes introduce un nuevo motivo de duda: la hipótesis de que puede que Dios haya puesto en mi mente estas ideas con la intención de engañarme. Pero existiría una posible objeción a esta hipótesis: podría repugnar a la voluntad divina el querer engañarme. Para evitar equívocos con la fe, Descartes cambia la denominación de Dios engañador por Genio maligno, un ser todopoderoso que tiene la voluntad de engañarme en todo lo que pienso. Con esta hipótesis ahora parece que no puedo tener nada por cierto sin correr el riesgo de ser engañado; incluso con las verdades matemáticas puede ocurrir que “haya querido que me engañe cuantas veces sumo dos más tres, o cuando enumero los lados de un cuadrado”.
Con todo este proceso de duda, desarrollado en la 1ª Meditación Metafísica Descartes persigue llegar a una verdad absoluta.
Llegado a este punto, en la 2ª Meditación Metafísica, Descartes aplica la duda a la propia duda. Y es entonces cuando encuentra un elemento que prevalece a la duda. Si dudo que dudo es indudable que sigo dudando. El hecho de dudar, aunque me esté engañando, siempre puedo tener la certeza de que estoy dudando. Y dudar implica necesariamente que estoy pensando; y si estoy pensando es indudable que estoy existiendo(uff!). Por tanto estamos ante la primera verdad inobjetable, la de mi propia existencia como verdad pensante, a partir de la cual va a construir todo el conocimiento: Pienso, luego existo.
Una vez establecida una verdad indubitable, a partir de la cual va a construir todo el conocimiento, Descartes realiza una profunda meditación analítica del pensar: por él la duda desemboca en la evidencia de la realidad del pensamiento. El contenido inmediato del pensamiento es la realidad existencial del sujeto pensante: la duda puede afectar a todos los contenidos del pensamiento, pero no puede afectar al yo donde estos contenidos están. Intuimos la existencia de un yo cuya esencia es ser pensamiento. En esto precisamente consiste intuir, en percibir conexiones necesarias, evidentes. Para poder intuir conexiones necesarias entre ideas, es preciso que éstas sean simples, pues sólo la relación entre ideas simples puede ser también simple. Y sólo de lo simple hay verdadera intuición. El resto del conocimiento es deducción.
Es por esto que afirma que se tiene certeza de toda verdad que se obtenga por medio de una intuición clara y, además, distinta.ya que es así como percibió dos certezas tales como que pienso y soy y además porque todo lo que lo rodeaba le parecia confuso
Luego Descartes divide los pensamientos en ideas: pensamiento similar a la imagen de una cosa, voluntades y juicios: cuando a la idea le añado algo que la relaciona conmigo, ya que es escogida como tema por mi espíritu
Las ideas en sí mismas no pueden ser falsas al igual que las afecciones y voluntades. Sea la voluntad que sea y sobre lo que sea, es una voluntad. Es en los juicios donde se puede errar, y Descartes toma como ejemplo un error que tacha como común: el pensar que nuestras ideas tienen una existencia externa a nosotros mismos: yo siento calor al estar sentado frente al fuego. También nos puede parecer que el calor es algo ajeno a nuestra voluntad, aunque Descartes rechaza esto, ya que podemos imaginarnos lo mismo pero sin intervenir en ello nuestra voluntad, o interviniendo pero sin nosotros darnos cuenta. Puede también haber una diferencia muy grande entre el objeto y su idea - como ejemplo la diferencia entre el sol que vemos y el sol astronómico.
Descartes desarrolla la idea de que una cosa engendra otra cosa, y por esto concibe la existencia de un Dios perfecto e infinito, siendo nosotros seres creados por él y gracias a esto es que poseemos ideas como las de infinitud o inmortalidad, ya que solo un ser omnipotente e inmortal como Dios podría dejarnos estos tipos de marca.
Tengo también la idea de dios antes que la de mí mismo, ya que posee más realidad y mayor perfección. Para sentirme imperfecto, he de sentir algo más perfecto que yo con lo que compararme.
Realidad, Verdad y Felicidad.
¿Qué es la verdad? , Cuando decimos que alguien dice la verdad, decimos dos cosas:
- Las palabras que él dice se ajustan a lo que él piensa, expresan con exactitud las ideas que están en su mente.
- Lo que él piensa se ajusta a la realidad de la que él ha pensado; la o las ideas en su mente son conformes con la cosa.(1)
Esta segunda parte es la interesante. ¿Somos los seres humanos capaces de conocer la verdad? ¿Puede nuestra inteligencia conformarse con el ser que cree entender?
La gran mayoría de los seres humanos -tal vez sin hacerse la pregunta- ha tenido por evidente que somos capaces de conocer la realidad, que nos conocemos a nosotros mismos, que conocemos a los otros seres humanos que nos rodean, que conocemos las cosas con las que nos encontramos en la vida. Es una certeza de sentido común. Sin esa certeza no sembraríamos esperando la cosecha, no tomaríamos un vehículo para llegar a tal parte, no nos resguardaríamos bajo techo a la hora de la tormenta, ni siquiera hablaríamos con otra persona. ¿Qué sentido tiene hablar con otra persona si no estamos seguros de que estamos frente a esa persona?.
Descartes a lo largo de sus meditaciones se cuestionaba la veracidad de nuestras experiencias, es decir, basados en lo anteriormente dicho, cuestionaba que lo que nosotros digamos, hagamos o sintamos se ajuste a lo que en el fondo pensamos; a raiz de esto me surge la siguiente duda, ¿cuándo deja de ser verdadera una realidad? , es decir, la gente que en la pelicula vivía en la matrix, sin saber acerca de la otra desastroza realidad, vivía en “su” realidad y no porque exista otra que la maneje ésta dejara de ser verdadera, ya que yo creo que lo que importa no es la realidad como tal, sino que lo que la persona siente, a travez de los sentidos y más allá, es decir, lo central no es lo que le pasa a uno, sino cómo uno percibe lo que le pasa, ya que no existe una sola y verdadera realidad. Esto se aprecia en la película cuando un niño le dice a Neo que “ no trates de doblar la cuchara, eso es imposible.En vez de eso, sólo trata de darte cuenta de la verdad, la cuchara no existe, entonces veras que la cuchara no se dobla, eres solo tú”
1.- no encontré otra palabra para explicar esta…mm….cosa.
La realidad está estrechamente relacionada a la verdad, todo depende del grado de percepción del hombre. En otras palabras: incluso la verdad está sujeta a modificaciones. Hasta la propia realidad cambia y se transforma cuando el hombre la percibe.
A mi parecer la realidad se crea a travez de un consenso , por lo tanto la realidad no existe como tal, sino que como consenso de una comunidad, y para argumentar este punto citaré una frase de Stephen Hawking: "¿Cómo podemos hacer de la realidad la base de nuestra filosofía, si lo que consideramos real depende de nuestra teoría?”. En Matrix existen dos realidades: una que es el consenso que establecen los observadores dentro de la Matrix; y otra que se constituye en el consenso establecido por observadores desde fuera de ella. Sin embargo, existe un nexo entre estas dos realidades, ya que “el cuerpo no puede vivir sin la mente”, lo que percibe la mente en la matrix se hace real para el cuerpo fuera de ella.
Descartes, al igual que Sócrates, cree que el hombre debe alejarse lo más posible de sus sentidos, ya que estos nos ocultan la verdad, nos engañan. Sin embargo, creo (con mucha humildad) que Sócrates y Descartes se equivocan; ya que a lo largo de mi vida me he dado cuenta de que mis momentos de mayor brillantez y encuentro conmigo mismo han sido aquellos en que he estado en un equilibrio casi pleno de mi cuerpo y alma, el mejor ejemplo es los ejercicios que hacemos antes de comenzar cada clase de filosofía, gracias a ellos nos conectamos con nuestro cuerpo, lo que nos permite estar 100% presente en la clase, y esto nos lleba a una mejor comprensión de la misma. Es por esto que discrepo con Descartes en el asunto de alejarnos de los sentidos para descubrir la verdadera realidad, ya que creo que vivir “nuestra” realidad en contacto con nosotros mismos es un camino tan legitimo como el suyo para llegar a un fin mayor como por ejemplo la felicidad.
El tema de la felicidad no es menor, en Matrix se ve claramente como Cifra prefiere volver a la matrix olvidando la existencia de la otra realidad,y viviendo eternamente engañado con el fin de evitar las penurias que pasaba en el mundo “real” , es decir muchas veces es mejor : “Una mentira que te haga feliz que una verdad que te amargue la vida” . R.Arjona.
Esto último nos lleva a pensar si es que queremos buscar una realidad más allá de la nuestra, o es mejor buscar la verdad dentro de la posible falsedad de nuestra pequeña realidad.(uff!)
Sin embargo , los hombres estarán siempre condenados a dudar y a buscar la verdad, ya que al no existir un ser superior presente(2) , nunca sentiremos , ni deberiamos ,de tener la verdad absoluta . “La verdad es una nesecidad ineludible de la vida humana” Ortega y Gasset.
Según mi parecer , Descartes le da a la realidad el carácter de preestablecida e ilusoria , lo que podría ser influído por la época que a el le tocó vivír , una época en que las antiguas ideas caen y los hombres y su vida queda sin cimientos suficientemente robustos . Una frase que podría resumir este tiempo es “La vida es sueño , y los sueños, sueños son” Calderón. Sin embargo yo no creo que la vida sea un simple sueño que a nosotros nos tocó soñar si no que pienso que la realidad que vivimos es moldeable según nuestros actos y la sabiduría con que decidimos enfrentarlas , o como lo describe Deepak Chopra (3) “una sabiduría que nos conduzca a la realidad de la libertad y el milagro” , lo que tiene mucha relación con el mensaje que nos deja Jesús : “La verdad os hará libres”.
En resumen mi opinion es que no existe gran diferencia entre vivir en un mundo “falso” como Matrix o fuera de él , ya que la verdad de su existencia está nada más que dentro de nosotros , al igual que todas las cosas que son nada más que “nombres que les damos a las distintas ondas que impactan nuestro sistema nervioso”.
2.- Notese que digo existir y presente , ya que no niego la presencia de Dios , sin embargo no es un ser que sea en el tiempo , por lo tanto no existe , simplemente es , y con esa caracteristica es imposible que nos guie directamente.
3.- Lider de la medicina de la mente y el cuerpo y del potencial humano.
Meditaciones
Metafísicas
Curso: Antropología Filosofica
encuadre:
Generalidades También conocido como Cartesius, que era la forma latinizada en la cual escribia su nombre, nombre del que deriva la palabra cartesiano, formuló el célebre cogito ergo sum, elemento esencial del racionalismo occidental. Escribió una parte de sus obras en latín, que era la lengua internacional del conocimiento y la otra en francés. En física está considerado como el creador del mecanicismo, y en matemática, de la geometría analítica. No obstante parte de sus teorías han sido rebatidas —teoría del animal-máquina— o incluso abandonadas —teoría de los vórtices. Su pensamiento pudo aproximarse a la pintura de Poussin[3] por su estilo claro y ordenado.
Su método filosófico y científico, que expone en Reglas para la dirección de la mente (1628) y más explicitamente en su Discurso del método (1637), establece una clara ruptura con la escolástica que se enseñaba en las universidades. Está caracterizado por su simplicidad —en su Discurso del método únicamente propone cuatro normas— y pretende romper con los interminables razonamientos escolásticos. Toma como modelo el método matemático en un intento de acabar con el silogismo aristotélico empleado durante toda la Edad Media.
Consciente de las penalidades de Galileo por su apoyo al copernicanismo intentó sortear la censura disimulando de modo parcial la novedad de las ideas sobre el hombre y el mundo que exponen sus planteamientos metafísicos, unas ideas que supondrán una revolución para la filosofía y la teología. La influencia cartesiana estará presente durante todo el S.XVII: los más importantes pensadores que le sucederán desarrollarán sistemas filosóficos basados en el suyo; no obstante, mientras hubo quién asumió sus teorías —Malebranche o Arnauld— otros las rechazaron —Hobbes, Spinoza, Leibniz o Pascal.
Establece un dualismo sustancial entra alma —res cogitans, el pensamiento— y cuerpo —res extensa, la extensión.[4] Radicalizó su posición al rechazar considerar al animal, al que concibe como una «máquina»,[5] como un cuerpo desprovisto de alma. Esta teoría será criticada durante la Ilustración, especialmente por Diderot, Rousseau y Voltaire.
Su padre comenzará a llamarle su «pequeño filósofo» porque el pequeño René se pasaba el día planteando preguntas.[6]
En 1619, en Breda, conoció a Isaac Beeckman, quien intentaba desarrollar una teoría física corpuscularista, muy basada en conceptos matemáticos. El contacto con Beeckman estimuló en gran medida el interés de Descartes por las matemática y la física. Pese a los constantes viajes que realizó en esta época, Descartes no dejó de formarse y en 1620 conoció en Ulm al entonces famoso maestro calculista alemán Johann Faulhaber. Él mismo refiere que, inspirado por una serie de sueños, en esta época vislumbró la posibilidad de desarrollar una «ciencia maravillosa».[11] El hecho es que, probablemente estimulado por estos contactos, Descartes descubre el teorema denominado de Euler sobre los poliedros.
A pesar de discurrir sobre los temas anteriores, Descartes no publica entonces ninguno de estos resultados. Durante su estancia más larga en París, Descartes reafirma relaciones que había establecido a partir de 1622 con otros intelectuales, como Marin Mersenne y Guez de Balzac, así como con un círculo conocido como «Los libertinos». En esta época sus amigos propagan su reputación, hasta el punto de que su casa se convirtió entonces en un punto de reunión para quienes gustaban intercambiar ideas y discutir. Con todo ello su vida parece haber sido algo agitada, pues en 1628 libra un duelo, tras el cual comentó que «no he hallado una mujer cuya belleza pueda compararse a la de la verdad».
El año siguiente, con la intención de dedicarse por completo al estudio, se traslada definitivamente a los Países Bajos, donde llevaría una vida modesta y tranquila, aunque cambiando de residencia constantemente para mantener oculto su paradero. Descartes permanece allí hasta 1649, viajando sin embargo en una ocasión a Dinamarca y en tres a Francia.
La preferencia de Descartes por Holanda parece haber sido bastante acertada, pues mientras en Francia muchas cosas podrían distraerlo y había escasa tolerancia, las ciudades holandesas estaban en paz, florecían gracias al comercio y grupos de burgueses potenciaban las ciencias fundándose la academia de Ámsterdam en 1632. Entre tanto, el centro de Europa se desgarraba en la Guerra de los Treinta Años, que terminaría en 1648.
En 1637 apareció su famoso ''Discurso del método'', presentado como prólogo a tres ensayos científicos. Descartes proponía una duda metódica, que sometía a juicio todos los conocimientos de la época, aunque, a diferencia de los escépticos, la suya era una duda orientada a la búsqueda de principios últimos sobre los cuales cimentar sólidamente el saber. En los ensayos que publica en este mismo volumen presenta las leyes de refracción y reflexión de la luz (la Dióptrica); desarrolla la geometría analítica (La geometría). También publica allí Los meteoros.
El método que Descartes propuso para todas las ciencias y disciplinas consiste en descomponer los problemas complejos en partes progresivamente más sencillas hasta hallar los más básicos. En ese punto deberían captarse las naturalezas simples, que se presentan a la razón de un modo evidente, y Descartes prescribe proceder a partir de ellas, por síntesis, a reconstruir todo el complejo, exigiendo a cada nueva relación establecida entre ideas simples la misma evidencia de éstas.
Los ensayos científicos que seguían, ofrecían un compendio de sus teorías físicas, entre las que destaca su formulación de la ley de inercia y una especificación de su método para las matemáticas. Los fundamentos de su física mecanicista, que hacía de la extensión la principal propiedad de los cuerpos materiales, los situó en la metafísica que expuso en 1641, donde enunció así mismo su demostración de la existencia y la perfección de Dios y de la inmortalidad del alma. El mecanicismo radical de las teorías físicas de Descartes, sin embargo, determinó que fuesen superadas más adelante.
Pronto su filosofía empezó a ser conocida y comenzó a hacerse famoso, lo cual le acarreó amenazas de persecución religiosa por parte de algunas autoridades académicas y eclesiásticas, tanto en los Países Bajos como en Francia. En 1649 aceptó la invitación de la reina Cristina de Suecia y se desplazó a Estocolmo, donde murió cinco meses después de su llegada a consecuencia de una neumonía.
Descartes es considerado como el iniciador de la filosofía racionalista moderna por su planteamiento y resolución del problema de hallar un fundamento del conocimiento que garantice la certeza de éste, y como el filósofo que supone el punto de ruptura definitivo con la escolástica.
En el año de 1676 se exhumaron los restos de Descartes; colocados en un ataúd de cobre se trasladaron a París para ser sepultados en la iglesia de Sainte-Geneviève-du-Mont. Movidos nuevamente durante el transcurso de la Revolución francesa, los restos fueron colocados en el Panthéon, la basílica dedicada a los grandes hombres de la nación francesa. Nuevamente, en 1819, los restos de René Descartes cambiaron de sitio de reposo y fueron llevados esta vez a la Iglesia de Saint-Germain-des-Prés, donde se encuentran en la actualidad.
En 1935, se llamó en su honor a «Descartes», un cráter lunar.[12]
En 1641 publicó las Meditaciones metafísicas, acompañadas de un conjunto de Objeciones y respuestas que amplió y volvió a publicar en 1642. Hacia 1642 puede fecharse también el diálogo, obra póstuma, La búsqueda de la verdad mediante la razón natural.
En 1644 aparecen los Principios de filosofía, que Descartes idealmente habría destinado a la enseñanza. En 1648 Descartes le concede una entrevista a Frans Burman, un joven estudiante de teología, quien le hace interesantes preguntas sobre sus textos filosóficos. Burman registra detalladamente las respuestas de Descartes, y éstas usualmente se consideran genuinas. En 1649 publica un último tratado, Las pasiones del alma, sin embargo aún pudo diseñar para Cristina de Suecia el reglamento de una sociedad científica, cuyo único artículo es que el turno de la palabra corresponda rotativamente a cada uno de los miembros, en un orden arbitrario y fijo.
De Descartes también se conserva una copiosa correspondencia, que en gran parte canalizaba a través de su amigo Mersenne, así como algunos esbozos y opúsculos que dejó inéditos. La edición de referencia de sus obras es la que prepararon Charles Adam y Paul Tannery a fines del siglo XIX e inicios del XX, y a la que los comentaristas usualmente se refieren como AT, por las iniciales de los apellidos de estos investigadores.
Por ejemplo, comenta que la lectura de los buenos textos antiguos ayuda a formar el espíritu, aunque sólo a condición de leerse con prudencia (característica de un espíritu ya bien formado); reconoce el papel de las matemáticas, a través de sus aplicaciones mecánicas, para disminuir el trabajo de los hombres, y declara su admiración por su exactitud, aunque le parece que sobre ellas no se ha montado un saber lo suficientemente elevado.
Descartes anuncia que empleará su método para probar la existencia de Dios y del alma, aunque es preciso preguntar cómo podrían él, o sus lectores, cerciorarse de que los razonamientos que ofrece para ello tienen genuino valor probatorio. Desarrollar una prueba genuina es algo muy problemático, especialmente en lo tocante a cuestiones fundamentales, según habían señalado ya autores como Aristóteles y Sexto Empírico. Veremos que en este punto, las teorías cartesianas pueden considerarse como un desarrollo de la filosofía griega.
Esto es lo que insinúa la primera regla metódica, si el lector, en lugar de atribuirle en su fórmula el papel principal a la noción general de evidencia, se lo concede a la (más específica) de indubitabilidad racional: las ideas tendrán la clase relevante de evidencia sólo en la medida en que sean apropiadamente indudables, pero es obvio que no serán indudables mientras haya «ocasión» de ponerlas en duda, y habrá ocasión de dudar siempre que haya argumentos escépticos vigentes. Ahora bien, bajo un argumento como el del genio maligno, p. ej., siempre puede plantearse una duda que afecte, en términos generales, incluso a las ideas más evidentes: perfectamente puede pensarse que acaso las ideas evidentes son falsas. De este modo, si se concede prioridad a la noción de indubitabilidad, advertimos que la primera regla del método sugiere un camino para superar la duda: refutar el argumento escéptico como primera tarea, lo que una vez conseguido, permitiría dejar a salvo de la duda (y por ende, admitir como verdaderas, de acuerdo con el método) las ideas que sólo ese mismo argumento permitía cuestionar.
Por otro lado, vimos que Descartes acepta tres razones para plantear la duda más extrema: esencialmente son las hipótesis del genio maligno, la de un azar desafortunado y la de una causalidad natural adversa. Así, si suponemos que Descartes argumenta para enfrentar al crítico radical, el escéptico, se entiende fácilmente el desarrollo de tres pruebas (a lo largo de las Meditaciones III y V) que sólo aparentemente se encaminan a establecer la existencia divina; pues en realidad, a cada una de estas pruebas puede asignársele el propósito de refutar una de las hipótesis escépticas. De este modo, Descartes no habría buscado «demostrar», en primer término, la existencia de Dios: en cambio habría intentado vencer dialécticamente a su antagonista en la controversia, rechazando una razón específica entre las admitidas para plantear la duda más extrema. Para lograrlo, le habría bastado mostrar que las razones para aceptar la existencia divina son, en todo caso, más sólidas que las que pueden darse para implantar las dudas radicales. Si Descartes alcanza este objetivo, las dudas más extremas quedarían sin fundamento. Esto, a su vez, autorizaría al investigador a aceptar ciertas proposiciones como válidas, por ser racionalmente indudables, al menos, a la luz de los argumentos escépticos conocidos. Pero Descartes habría dejado en la sombra, sin declarar francamente, este aspecto negativo de su procedimiento.
Por ello la demostración de la existencia de Dios es clave en la superación de la duda metódica y conduce de manera principal a la afirmación de la necesidad de las ideas innatas punto fundamental en el desarrollo de su pensamiento. En realidad lo que hace es un desarrollar una nueva forma de argumento ontológico de San Anselmo.
Sin embargo, parece que Descartes nunca intentó demostrar la corrección de la citada hipótesis sobre el libre albedrío, como no fuera poniéndola a prueba indirectamente, acaso examinando su capacidad de producir resultados favorables. Descartes compara el cuerpo de los conocimientos a un árbol cuyas raíces son de tipo metafísico, el tronco equivale a la física, y las ramas principales son las artes mecánicas, cuya importancia está en que permiten disminuir el trabajo de los hombres, la medicina y la moral. La metafísica es fundamental, pero añade que los frutos de un árbol no se cogen de las raíces, sino de las ramas.
Partiendo del cogito, pensamiento, Descartes sostiene que él mismo es sólo una sustancia pensante, dado que ni siquiera el escéptico radical puede negar la existencia del pensamiento, su negación sería un pensamiento más, mientras sí puede mantenerse una duda sobre el cuerpo.[4]
Este razonamiento es sospechoso, dado que una idea tan evidente como el propio cogito puede ponerse en duda en términos generales (es inteligible la frase: «las ideas más evidentes son dudosas, acaso están equivocadas»), y esta clase de duda sólo queda claramente superada cuando se refutan las razones más radicales para dudar que ha admitido la investigación. Además, sólo estas mismas razones habían permitido poner en duda las más elementales de las ideas sensibles, Cfr. el argumento escéptico del sueño y sus secuelas inmediatas, tanto en el Discurso IV, como en la Meditación I. Ahora bien, entre estas ideas simples se encuentran la extensión, la figura, etc.[17] que Descartes acepta sin más como indudables y constitutivas de la sustancia corpórea, sometida por tanto al espacio y a medidas espaciales de igual forma que el tiempo.[18]
En cualquier caso, la teoría de las dos sustancias nos invita a un mundo dualista. Para llegar de una realidad a otra, del cuerpo al alma (en la percepción sensorial), o viceversa, como en el movimiento voluntario, Descartes menciona que hay una glándula en el cerebro humano, la pineal, donde se encuentra el punto de contacto entre ambas sustancias. Por supuesto, Descartes nunca pudo verificar esta afirmación.
Por otro lado Descartes afirma que hay dos tipos de sustancia, la infinita y la finita. La sustancia infinita es Dios, que es un ser perfecto o infinito, estas dos nociones parecen equivalentes, tal como Descartes las empleó. Tradicionalmente, se considera que Descartes introduce a Dios en su metafísica como garantía de la verdad, pero esto da lugar al profundo problema de la circularidad, que Descartes mismo señala en la «Carta a los Decanos y Doctores...» que antecede a las Meditaciones.
Según la última línea interpretativa, Descartes no habría intentado demostrar la existencia de Dios, sino ante todo, refutar la hipótesis en la que se funda la duda. Esto se conseguiría mostrando: 1) que un argumento incompatible con la hipótesis del genio, o del azar adverso, etc., es comparativamente 'más sólido que' la respectiva hipótesis escéptica; y 2), que ni ese argumento, ni el juicio que lo considera superior al alegato opuesto, merecen ser juzgados circulares.
Atendiendo al último punto: la refutación de la hipótesis del genio sería circular si enfrentado al argumento refutatorio, el escéptico aún pudiera sugerir que «acaso el propio genio le haya sugerido a Descartes este alegato». Así, la «prueba» de que no hay genio sucumbiría a la misma duda que aspira a superar, círculo. Pero esta réplica es ilegítima bajo el método cartesiano, puesto que para ofrecerla, el escéptico necesita apoyarse en una idea —la del genio maligno— que, una vez expuesta la refutación, tendríamos razones para poner en duda (V. gr., las razones en que estriba la misma refutación); ahora bien, el método pide no considerar verdadera, ni momentáneamente, una idea de la que tenemos razones para dudar. Por otro lado, la refutación sólo habrá podido prosperar si parte de premisas que el propio escéptico ha introducido, al ofrecer las razones para dudar.
Por otro lado, por supuesto, el camino mencionado sólo sería promisorio, si no suponemos de entrada que la duda radical planteada por el escéptico y admitida en la investigación, es universal (pues, siendo universal, a priori toda respuesta a esa duda sería ella misma dudosa de antemano y por ende, estaría condenada a la circularidad). Entonces, habrá que preguntarse dos cosas: 1) ¿Es posible plantear una duda sistemática y amplísima, que afecte incluso a las ideas evidentes, pero que no sea universal? Una posibilidad, desde luego, es imaginar que la duda no se formula con ayuda del cuantificador «todo...» (V. gr., todo pensamiento es falso), sino del cuantificador plurativo: «la mayoría de...» Y 2), ¿hay razones que legítimamente permitan desechar la duda universal, pero que no se reduzcan a señalar el fracaso al que estaríamos condenados, si hubiésemos de enfrentar esta clase de escepticismo? Esta última es, digamos, una pregunta abierta.
Galileo y Descartes consideran el carácter matemático del espacio. Galileo lo hace reduciendo el movimiento de caída a fórmulas matemáticas y Descartes con su contribución a la geometría.[19]
El espacio-mundo es indefinido pues no puede ser infinito, pues la infinitud es un atributo solo de Dios. Por ello el carácter de lugar es relativo.
Su método filosófico y científico, que expone en Reglas para la dirección de la mente (1628) y más explicitamente en su Discurso del método (1637), establece una clara ruptura con la escolástica que se enseñaba en las universidades. Está caracterizado por su simplicidad —en su Discurso del método únicamente propone cuatro normas— y pretende romper con los interminables razonamientos escolásticos. Toma como modelo el método matemático en un intento de acabar con el silogismo aristotélico empleado durante toda la Edad Media.
Consciente de las penalidades de Galileo por su apoyo al copernicanismo intentó sortear la censura disimulando de modo parcial la novedad de las ideas sobre el hombre y el mundo que exponen sus planteamientos metafísicos, unas ideas que supondrán una revolución para la filosofía y la teología. La influencia cartesiana estará presente durante todo el S.XVII: los más importantes pensadores que le sucederán desarrollarán sistemas filosóficos basados en el suyo; no obstante, mientras hubo quién asumió sus teorías —Malebranche o Arnauld— otros las rechazaron —Hobbes, Spinoza, Leibniz o Pascal.
Establece un dualismo sustancial entra alma —res cogitans, el pensamiento— y cuerpo —res extensa, la extensión.[4] Radicalizó su posición al rechazar considerar al animal, al que concibe como una «máquina»,[5] como un cuerpo desprovisto de alma. Esta teoría será criticada durante la Ilustración, especialmente por Diderot, Rousseau y Voltaire.
Biografía
Durante la edad Moderna también era conocido por su nombre latino Renatus Cartesius. Descartes nace el 31 de marzo de 1596 en la Turena, en La Haye en Touraine, actual Descartes, después de abandonar su madre la ciudad de Rennes, dónde se había declarado una epidemia de peste. Pertenecía a una familia de la baja nobleza, siendo su padre, Joachin Descartes, Consejero en el Parlamento de Bretaña. Era el tercero de los descendientes del matrimonio entre Joachim Descartes, parlamentario de Rennes, y Jeanne Brochard, por lo que, por vía materna, era nieto del alcalde de Nantes.Infancia y adolescencia
La temprana muerte de su madre, Jeanne Brochard, pocos meses después de su nacimiento, le llevará a ser cuidado por su abuela, su padre y su nodriza. Será criado a cargo de una nodriza a la que permanecerá ligado toda su vida en casa de su abuela materna. Después de la muerte de su madre, el 13 de mayo de 1597, trece meses después del nacimiento de René y pocos días después del nacimiento de un niño que no sobrevive.Su padre comenzará a llamarle su «pequeño filósofo» porque el pequeño René se pasaba el día planteando preguntas.[6]
Con once años entra en el Collège Henri IV de La Flèche, un centro de enseñanza jesuita en el que impartía clase el Padre François Fournet —doctor en filosofía por la Universidad de Douai[7] — y el Padre Jean François —que le enseñará matemáticas durante un año— en el que permanecerá hasta 1614.[8] Estaba eximido de acudir a clase por la mañana debido a su débil salud[9] y era muy valorado por los educadores a causa de sus precoces dotes intelectuales.[10] Aprendió física y filosofía escolástica, y mostró un notable interés por las matemáticas; no obstante, no cesará de repetir en su Discurso del método que en su opinión este sistema educativo no era bueno para un adecuado desarrollo de la razón. De este periodo no conservamos más que una carta de dudosa autenticidad —puede ser de uno de sus hermanos— que en teoría Descartes escribió a su abuela.
Educación
La educación que recibió en La Flèche hasta los dieciséis años de edad (1604-1612) le proporcionó, durante los cinco primeros años de cursos, una sólida introducción a la cultura clásica, habiendo aprendido latín y griego en la lectura de autores como Cicerón, Horacio y Virgilio, por un lado, y Homero, Píndaro y Platón, por el otro. El resto de la enseñanza estaba basada principalmente en textos filosóficos de Aristóteles (Organon, Metafísica, Ética a Nicómaco), acompañados por comentarios de jesuitas (Suárez, Fonseca, Toledo, quizá Vitoria) y otros autores españoles (Cayetano). Conviene destacar que Aristóteles era entonces el autor de referencia para el estudio, tanto de la física, como de la biología. El plan de estudios incluía también una introducción a las matemáticas (Clavius), tanto puras como aplicadas: astronomía, música, arquitectura. Siguiendo una extendida práctica medieval y clásica, en esta escuela los estudiantes se ejercitaban constantemente en la discusión (Cfr. Gaukroger, quien toma en cuenta la Ratio studiorum: el plan de estudios que aplicaban las instituciones jesuíticas).
Juventud
A los 18 años de edad, Descartes ingresó a la Universidad de Poitiers para estudiar derecho y medicina. Para 1616 cuenta con los grados de bachiller y licenciado en Derecho.A los veintidós años parte hacia los Países Bajos, donde observa los preparativos del ejército de Mauricio de Nassau para la inminente [Guerra de los Treinta años]. En 1618, y 1619 reside en Holanda. Allí conocerá a un joven científico, Isaac Beeckman, con quien durante varios años mantiene una intensa y estrecha amistad. Para él escribe pequeños trabajos de física, como "Sobre la presión del agua en un vaso" y "Sobre la caída de una piedra en el vacío", así como un compendio de música. En 1619 se enrola en las filas del duque Maximiliano de Baviera. Acuartelado cerca de Baviera durante el invierno de 1619, pasa su tiempo en una habitación calentada por una estufa, donde tiene tres sueños sucesivos que interpreta como un mensaje del cielo para consagrarse a su misión de investigador. De esa época posiblemente data su concepción de una matemática universal y su invento de la geometria analitica.
Renuncia a la vida militar en 1619. Abandona Holanda, vive una temporada en Dinamarca y luego en Alemania, asistiendo a la coronación del emperador Fernando en Frankfurt. Viaja por Alemania y regresa a Francia en 1622, estancia que aprovecha para vender sus posesiones y así asegurarse una vida independiente. Pasa una temporada en Italia (1623-1625), donde sigue de cerca el itinerario que décadas antes había hecho Michel de Montaigne. Se afincó luego en París, donde se relaciona con la mayoría de científicos de la época. Los cinco primeros años a partir de 1628 los dedicó principalmente a elaborar su propio sistema del mundo y su concepción del hombre y del cuerpo humano, que estaba a punto de completar en 1633 cuando, al tener noticia de la condena de Galileo, renunció a la publicación de su obra, que tendría lugar póstumamente. En 1628 había decidido instalarse en los Países Bajos lugar que consideró más favorable para cumplir los objetivos filosóficos y científicos que se había fijado y residió allí hasta 1649.Etapa investigadora
A pesar de discurrir sobre los temas anteriores, Descartes no publica entonces ninguno de estos resultados. Durante su estancia más larga en París, Descartes reafirma relaciones que había establecido a partir de 1622 con otros intelectuales, como Marin Mersenne y Guez de Balzac, así como con un círculo conocido como «Los libertinos». En esta época sus amigos propagan su reputación, hasta el punto de que su casa se convirtió entonces en un punto de reunión para quienes gustaban intercambiar ideas y discutir. Con todo ello su vida parece haber sido algo agitada, pues en 1628 libra un duelo, tras el cual comentó que «no he hallado una mujer cuya belleza pueda compararse a la de la verdad».
El año siguiente, con la intención de dedicarse por completo al estudio, se traslada definitivamente a los Países Bajos, donde llevaría una vida modesta y tranquila, aunque cambiando de residencia constantemente para mantener oculto su paradero. Descartes permanece allí hasta 1649, viajando sin embargo en una ocasión a Dinamarca y en tres a Francia.
La preferencia de Descartes por Holanda parece haber sido bastante acertada, pues mientras en Francia muchas cosas podrían distraerlo y había escasa tolerancia, las ciudades holandesas estaban en paz, florecían gracias al comercio y grupos de burgueses potenciaban las ciencias fundándose la academia de Ámsterdam en 1632. Entre tanto, el centro de Europa se desgarraba en la Guerra de los Treinta Años, que terminaría en 1648.
En 1637 apareció su famoso ''Discurso del método'', presentado como prólogo a tres ensayos científicos. Descartes proponía una duda metódica, que sometía a juicio todos los conocimientos de la época, aunque, a diferencia de los escépticos, la suya era una duda orientada a la búsqueda de principios últimos sobre los cuales cimentar sólidamente el saber. En los ensayos que publica en este mismo volumen presenta las leyes de refracción y reflexión de la luz (la Dióptrica); desarrolla la geometría analítica (La geometría). También publica allí Los meteoros.
El método que Descartes propuso para todas las ciencias y disciplinas consiste en descomponer los problemas complejos en partes progresivamente más sencillas hasta hallar los más básicos. En ese punto deberían captarse las naturalezas simples, que se presentan a la razón de un modo evidente, y Descartes prescribe proceder a partir de ellas, por síntesis, a reconstruir todo el complejo, exigiendo a cada nueva relación establecida entre ideas simples la misma evidencia de éstas.
Los ensayos científicos que seguían, ofrecían un compendio de sus teorías físicas, entre las que destaca su formulación de la ley de inercia y una especificación de su método para las matemáticas. Los fundamentos de su física mecanicista, que hacía de la extensión la principal propiedad de los cuerpos materiales, los situó en la metafísica que expuso en 1641, donde enunció así mismo su demostración de la existencia y la perfección de Dios y de la inmortalidad del alma. El mecanicismo radical de las teorías físicas de Descartes, sin embargo, determinó que fuesen superadas más adelante.
Pronto su filosofía empezó a ser conocida y comenzó a hacerse famoso, lo cual le acarreó amenazas de persecución religiosa por parte de algunas autoridades académicas y eclesiásticas, tanto en los Países Bajos como en Francia. En 1649 aceptó la invitación de la reina Cristina de Suecia y se desplazó a Estocolmo, donde murió cinco meses después de su llegada a consecuencia de una neumonía.
Descartes es considerado como el iniciador de la filosofía racionalista moderna por su planteamiento y resolución del problema de hallar un fundamento del conocimiento que garantice la certeza de éste, y como el filósofo que supone el punto de ruptura definitivo con la escolástica.
Fallecimiento
En septiembre de 1649, la Reina Cristina de Suecia llamó a Descartes a Estocolmo. Allí murió de una neumonía el 11 de febrero de 1650, a los 53 años de edad. Actualmente se pone en duda si la causa de su muerte fue la neumonía. En 1980, el historiador y médico alemán Eike Pies halló en la Universidad de Leiden una carta secreta del médico de la corte que atendió a Descartes, el holandés Johan Van Wullen, en la que describía al detalle su agonía. Curiosamente, los síntomas presentados —náuseas, vómitos, escalofríos— no eran propios de una neumonía. Tras consultar a varios patólogos, Pies concluyó en su libro El homicidio de Descartes, documentos, indicios, pruebas, que la muerte se debía a envenenamiento por arsénico. La carta secreta fue enviada a un antepasado del escritor, el holandés Willem Pies.
En el año de 1676 se exhumaron los restos de Descartes; colocados en un ataúd de cobre se trasladaron a París para ser sepultados en la iglesia de Sainte-Geneviève-du-Mont. Movidos nuevamente durante el transcurso de la Revolución francesa, los restos fueron colocados en el Panthéon, la basílica dedicada a los grandes hombres de la nación francesa. Nuevamente, en 1819, los restos de René Descartes cambiaron de sitio de reposo y fueron llevados esta vez a la Iglesia de Saint-Germain-des-Prés, donde se encuentran en la actualidad.
En 1935, se llamó en su honor a «Descartes», un cráter lunar.[12]
Obras
Aunque se conservan algunos apuntes de su juventud, su primera obra fue Reglas para la dirección del espíritu creada en 1628 y publicada póstumamente en 1701. Luego escribió La luz o Tratado del mundo y El hombre, que retiró de la imprenta al enterarse de la condena de la Inquisición a Galileo en 1633, y que más tarde se publicaron a instancias de Gottfried Leibniz. En 1637 publicó el Discurso del método para dirigir bien la razón y hallar la verdad en las ciencias, seguido de tres ensayos científicos: Dióptrica, La Geometría y Los meteoros. Con estas obras, escritas en francés, Descartes acaba por presentarse ante el mundo erudito, aunque inicialmente intentó conservar el anonimato.En 1641 publicó las Meditaciones metafísicas, acompañadas de un conjunto de Objeciones y respuestas que amplió y volvió a publicar en 1642. Hacia 1642 puede fecharse también el diálogo, obra póstuma, La búsqueda de la verdad mediante la razón natural.
En 1644 aparecen los Principios de filosofía, que Descartes idealmente habría destinado a la enseñanza. En 1648 Descartes le concede una entrevista a Frans Burman, un joven estudiante de teología, quien le hace interesantes preguntas sobre sus textos filosóficos. Burman registra detalladamente las respuestas de Descartes, y éstas usualmente se consideran genuinas. En 1649 publica un último tratado, Las pasiones del alma, sin embargo aún pudo diseñar para Cristina de Suecia el reglamento de una sociedad científica, cuyo único artículo es que el turno de la palabra corresponda rotativamente a cada uno de los miembros, en un orden arbitrario y fijo.
De Descartes también se conserva una copiosa correspondencia, que en gran parte canalizaba a través de su amigo Mersenne, así como algunos esbozos y opúsculos que dejó inéditos. La edición de referencia de sus obras es la que prepararon Charles Adam y Paul Tannery a fines del siglo XIX e inicios del XX, y a la que los comentaristas usualmente se refieren como AT, por las iniciales de los apellidos de estos investigadores.
Filosofía
El padre de la filosofía moderna
Al menos desde que Hegel escribió sus Lecciones de historia de la filosofía, en general se considera a Descartes como el padre de la filosofía moderna, independientemente de sus aportes a las matemáticas y la física. Este juicio se justifica, principalmente, por su decisión de rechazar las verdades recibidas, p. ej., de la escolástica, combatiendo activamente los prejuicios. Y también, por haber centrado su estudio en el propio problema del conocimiento, como un rodeo necesario para llegar a ver claro en otros temas de mayor importancia intrínseca: la moral, la medicina y la mecánica. En esta prioridad que concede a los problemas epistemológicos, lo seguirán todos sus principales sucesores. Por otro lado, los principales filósofos que lo sucedieron estudiaron con profundo interés sus teorías, sea para desarrollar sus resultados o para objetarlo. Este es el caso de Pascal, Spinoza, Leibniz, Malebranche, Locke, Hume y Kant, cuando menos. Sin embargo, esta manera de juzgarlo no debe impedirnos valorar el conocimiento y los estrechos vínculos que este autor mantiene con los filósofos clásicos, principalmente con Platón y Aristóteles, pero también Sexto Empírico y Cicerón.[13] Descartes aspira a «establecer algo firme y durable en las ciencias». Con ese objeto, según la parte tercera del Discurso, por un lado él cree que en general conviene proponerse metas realistas y actuar resueltamente, pero prevé que en lo cotidiano, así sea provisionalmente, tendrá que adaptarse a su entorno, sin lo cual su vida se llenará de conflictos que lo privarán de las condiciones mínimas para investigar. Por otra parte, compara su situación a la de un caminante extraviado, y así concluye que en la investigación, libremente elegida, le conviene seguir un rumbo determinado. Esto implica atenerse a una regla relativamente fija, un método, sin abandonarla «por razones débiles»...Las reglas del método
Artículo principal: Discurso del método
Los principiantes deberían abordar la filosofía cartesiana a través de las antes referidas Meditaciones metafísicas o bien a través de su obra derivada, que es el famoso Discurso del método, que en sus primeras partes es ejemplarmente ameno y fluido, además de tratar temas fundamentales y darnos una buena idea del proyecto filosófico general del autor.[14] Descartes explica ante todo, qué lo ha llevado a desarrollar una investigación independiente. Es que aunque él atribuye al conocimiento un enorme valor práctico (lo cree indispensable para conducirse en la vida, pues «basta pensar bien para actuar bien»), su paso por la escuela lo ha dejado frustrado.Por ejemplo, comenta que la lectura de los buenos textos antiguos ayuda a formar el espíritu, aunque sólo a condición de leerse con prudencia (característica de un espíritu ya bien formado); reconoce el papel de las matemáticas, a través de sus aplicaciones mecánicas, para disminuir el trabajo de los hombres, y declara su admiración por su exactitud, aunque le parece que sobre ellas no se ha montado un saber lo suficientemente elevado.
De igual modo, juzgaba que las ciencias expuestas en los libros, al menos aquellas compuestas y progresivamente engrosadas con las opiniones de muchas y diversas personas, no están tan cerca de la verdad como los simples razonamientos que un hombre de buen sentido puede naturalmente realizar en relación con aquellas cosas que puedan estar tan carentes de prejuicios o que puedan ser tan sólidos como lo hubieran sido si desde nuestro nacimiento hubiésemos estado en posesión del uso completo de nuestra razón y nos hubiéramos guiado exclusivamente por ella, pues como todos hemos sido niños antes de llegar a ser hombres, ha sido preciso que fuéramos gobernados durante años por nuestros apetitos y preceptores, cuando con frecuencia los unos eran contrarios a los otros y, probablemente, ni los unos ni los otros nos aconsejaban lo mejor.
Y eso es así porque la Razón es única pues es la luz que hace posible el conocimiento que produce la ciencia, como sabiduría.Discurso del método. Segunda parte. Trad. G. Quintás. 1981.Madrid. Alfaguara.
Todas las diversas ciencias no son otra cosa que la sabiduría humana, la cual permanece una e idéntica, aun cuando se aplique a objetos diversos, y no recibe de ellos más distinción que la que la luz del sol recibe de los diversos objetos que ilumina.
Confiado en esa luz de la razón, Descartes pone en cuestión todos los fundamentos de la educación recibida a través de sus estudios.Regulae ad directionem igenii.
Había estudiado un poco, siendo más joven, la lógica de entre las partes de la filosofía; de las matemáticas el análisis de los geómetras y el álgebra. Tres artes o ciencias que debían contribuir en algo a mi propósito. Pero habiéndolas examinado, me percaté que en relación con la lógica, sus silogismos y la mayor parte de sus reglas sirven más para explicar a otro cuestiones ya conocidas o, también, como sucede con el arte de Lulio, para hablar sin juicio de aquellas que se ignoran que para llegar a conocerlas.../... Todo esto fue la causa por la que pensaba que era preciso indagar otro método, que asimilando las ventajas de estos tres, estuviera exento de sus defectos. Y como la multiplicidad de leyes frecuentemente sirve para los vicios de tal forma que un Estado está mejor regido cuando no existen más que unas pocas leyes que son minuciosamente observadas, de la misma forma, en lugar del gran número de preceptos del cual está compuesta la lógica, estimé que tendría suficiente con los cuatro siguientes con tal de que tomase la firme y constante resolución de no incumplir ni una sola vez su observancia. El primero consistía en no admitir cosa alguna como verdadera si no se la había conocido evidentemente como tal. Es decir, con todo cuidado debía evitar la precipitación y la prevención, admitiendo exclusivamente en mis juicios aquello que se presentara tan clara y distintamente a mi espíritu que no tuviera motivo alguno para ponerlo en duda.
El segundo exigía que dividiese cada una de las dificultades a examinar en tantas parcelas como fuera posible y necesario para resolverlas más fácilmente.
El tercero requería conducir por orden mis reflexiones comenzando por los objetos más simples y más fácilmente cognoscibles, para ascender poco a poco, gradualmente, hasta el conocimiento de los más complejos, suponiendo un orden entre aquellos que no preceden naturalmente los unos a los otros.
Según el último de estos preceptos debería realizar recuentos tan completos y revisiones tan amplias que pudiese estar seguro de no omitir nada.
Dice que los libros de los moralistas paganos «contienen muchas enseñanzas y exhortaciones a la virtud que son muy útiles», aunque en realidad no nos ayudan mucho a identificar cuál es la verdadera virtud, pues los casos concretos que citan parecen ejemplos de "parricidio y orgullo"; añade «que la filosofía da medios para hablar con verosimilitud de todas las cosas y hacerse admirar de los menos sabios; que la jurisprudencia y la medicina dan honores y riquezas a los que las cultivan» aunque claro, aquí se echa de menos toda mención de algún interés por la verdad, la salud o la justicia.El segundo exigía que dividiese cada una de las dificultades a examinar en tantas parcelas como fuera posible y necesario para resolverlas más fácilmente.
El tercero requería conducir por orden mis reflexiones comenzando por los objetos más simples y más fácilmente cognoscibles, para ascender poco a poco, gradualmente, hasta el conocimiento de los más complejos, suponiendo un orden entre aquellos que no preceden naturalmente los unos a los otros.
Según el último de estos preceptos debería realizar recuentos tan completos y revisiones tan amplias que pudiese estar seguro de no omitir nada.
Discurso del método. Segunda parte. Trad. G. Quintás. 1981. Madrid. Alfaguara.
Descartes anuncia que empleará su método para probar la existencia de Dios y del alma, aunque es preciso preguntar cómo podrían él, o sus lectores, cerciorarse de que los razonamientos que ofrece para ello tienen genuino valor probatorio. Desarrollar una prueba genuina es algo muy problemático, especialmente en lo tocante a cuestiones fundamentales, según habían señalado ya autores como Aristóteles y Sexto Empírico. Veremos que en este punto, las teorías cartesianas pueden considerarse como un desarrollo de la filosofía griega.
Propósito literario
No obstante su fluidez ejemplar, la escritura cartesiana puede considerarse como intencionalmente críptica. El resultado es algo semejante a un acertijo, para el que sólo se nos entregan numerosas claves, de modo que la comprensión de sus obras exige la participación activa del lector. Por ejemplo, algunas cosas no aparecen en los textos en el orden más natural, como cuando el método se presenta antes de que Descartes explique por qué cree conveniente adoptar una regla, sea ésta la que fuere. Mejor aún, un par de enigmas, que abajo intentamos resolver y para los que no hay otra solución conocida, muestran el carácter críptico de su escritura: el filósofo nunca explica por qué razón eligió originalmente su método, aunque sí dice que más valdría tomar uno al azar que no seguir ninguno. Y tampoco dice por qué, tanto en las Meditaciones metafísicas como en los Principios..., desarrolla lo que visiblemente son tres pruebas distintas de la existencia de Dios, al contrario, en la «Carta a los Decanos y Doctores...» que precede a las Meditaciones, da a entender que la multiplicidad de pruebas es innecesaria, e incluso dificulta su apreciación. Siendo éstas dos de las principales cuestiones que Descartes deja sin aclarar en sus textos, hay muchas más. Por ello es muy posible que el autor, que en la Flèche había estudiado la emblemática y otras formas de comunicación indirecta, según Gaukroger, haya querido dejarle una tarea al "lector atento" para el que escribe. Si esto es cierto, habría que ver sus textos, en parte, como criptogramas que a sus lectores les corresponde descifrar, aunque para ello, obviamente, pueden apoyarse en las claves que el mismo filósofo proporciona.La duda metódica
En aplicación de la primera regla del método, en busca de una evidencia indubitable, Descartes pensaba que, en el contexto de la investigación, había que rehusarse a asentir a todo aquello de lo que pudiera dudarse racionalmente y estableció tres niveles principales de duda:- En el primero, citando errores típicos de percepción de los que cualquiera ha sido víctima, Descartes cuestiona cierta clase de percepciones sensoriales, especialmente las que se refieren a objetos lejanos o las que se producen en condiciones desfavorables.
- En el segundo se señala la similitud entre la vigilia y el sueño, y la falta de criterios claros para discernir entre ellos; de este modo se plantea una duda general sobre las percepciones, aparentemente, empíricas, que acaso con igual derecho podrían imputarse al sueño.
- Por último, al final de la Meditación I Descartes concibe que podría haber un ser superior, específicamente un genio maligno extremadamente poderoso y capaz de manipular nuestras creencias. Dicho "genio maligno" no es más que una metáfora que significa: ¿y si nuestra naturaleza es intelectualmente defectuosa?, de manera que incluso creyendo que estamos en la verdad podríamos equivocarnos, pues seríamos defectuosos intelectualmente. Siendo éste el más célebre de sus argumentos escépticos, no hay que olvidar cómo Descartes considera también allí mismo la hipótesis de un azar desfavorable o la de un orden causal adverso (el orden de las cosas), capaz de inducirnos a un error masivo que afectara también a ideas no tomadas de los sentidos o la imaginación (vg., las ideas racionales).[15]
Soluciones propuestas
Ahora bien, por un lado, en la «Carta-prefacio a la traducción francesa de los Principios» Descartes se refiere a Platón y Aristóteles como los principales autores que han investigado la existencia de principios o fundamentos (válidos) del conocimiento. Aunque Descartes no lo menciona, ambos filósofos piensan que la dialéctica o controversia, donde cada uno de los participantes procura convencer o refutar a su antagonista, es el único tipo de argumentación capaz de responder esta pregunta; y en especial, es muy digna de atención la explicación que da Aristóteles (Met. Γ, 4) de por qué hay que acudir a este tipo de argumento para alcanzar una prueba de los «principios». Perfectamente pudo Descartes ver aquí una buena razón para elegir la dialéctica como procedimiento para indagar la validez de los fundamentos.Esto es lo que insinúa la primera regla metódica, si el lector, en lugar de atribuirle en su fórmula el papel principal a la noción general de evidencia, se lo concede a la (más específica) de indubitabilidad racional: las ideas tendrán la clase relevante de evidencia sólo en la medida en que sean apropiadamente indudables, pero es obvio que no serán indudables mientras haya «ocasión» de ponerlas en duda, y habrá ocasión de dudar siempre que haya argumentos escépticos vigentes. Ahora bien, bajo un argumento como el del genio maligno, p. ej., siempre puede plantearse una duda que afecte, en términos generales, incluso a las ideas más evidentes: perfectamente puede pensarse que acaso las ideas evidentes son falsas. De este modo, si se concede prioridad a la noción de indubitabilidad, advertimos que la primera regla del método sugiere un camino para superar la duda: refutar el argumento escéptico como primera tarea, lo que una vez conseguido, permitiría dejar a salvo de la duda (y por ende, admitir como verdaderas, de acuerdo con el método) las ideas que sólo ese mismo argumento permitía cuestionar.
Por otro lado, vimos que Descartes acepta tres razones para plantear la duda más extrema: esencialmente son las hipótesis del genio maligno, la de un azar desafortunado y la de una causalidad natural adversa. Así, si suponemos que Descartes argumenta para enfrentar al crítico radical, el escéptico, se entiende fácilmente el desarrollo de tres pruebas (a lo largo de las Meditaciones III y V) que sólo aparentemente se encaminan a establecer la existencia divina; pues en realidad, a cada una de estas pruebas puede asignársele el propósito de refutar una de las hipótesis escépticas. De este modo, Descartes no habría buscado «demostrar», en primer término, la existencia de Dios: en cambio habría intentado vencer dialécticamente a su antagonista en la controversia, rechazando una razón específica entre las admitidas para plantear la duda más extrema. Para lograrlo, le habría bastado mostrar que las razones para aceptar la existencia divina son, en todo caso, más sólidas que las que pueden darse para implantar las dudas radicales. Si Descartes alcanza este objetivo, las dudas más extremas quedarían sin fundamento. Esto, a su vez, autorizaría al investigador a aceptar ciertas proposiciones como válidas, por ser racionalmente indudables, al menos, a la luz de los argumentos escépticos conocidos. Pero Descartes habría dejado en la sombra, sin declarar francamente, este aspecto negativo de su procedimiento.
Por ello la demostración de la existencia de Dios es clave en la superación de la duda metódica y conduce de manera principal a la afirmación de la necesidad de las ideas innatas punto fundamental en el desarrollo de su pensamiento. En realidad lo que hace es un desarrollar una nueva forma de argumento ontológico de San Anselmo.
A continuación, reflexionando sobre que yo dudaba y que, en consecuencia, mi ser no era omniperfecto pues claramente comprendía que era una perfección mayor el conocer que el dudar, comencé a indagar de dónde había aprendido a pensar en alguna cosa más perfecta de lo que yo era; conocí con evidencia que debía ser en virtud de alguna naturaleza que realmente fuese más perfecta. En relación con los pensamientos que poseía de seres que existen fuera de mí, tales como el cielo, la tierra, la luz, el calor y otros mil, no encontraba dificultad alguna en conocer de dónde provenían pues no constatando nada en tales pensamientos que me pareciera hacerlos superiores a mí, podía estimar que si eran verdaderos, fueran dependientes de mi naturaleza, en tanto que posee alguna perfección; si no lo eran, que procedían de la nada, es decir, que los tenía porque había defecto en mí. Pero no podía opinar lo mismo acerca de la idea de un ser más perfecto que el mío, pues que procediese de la nada era algo manifiestamente imposible y puesto que no hay una repugnancia menor en que lo más perfecto sea una consecuencia y esté en dependencia de lo menos perfecto, que la existencia en que algo proceda de la nada, concluí que tal idea no podía provenir de mi mismo. De forma que únicamente restaba la alternativa de que hubiese sido inducida en mí por una naturaleza que realmente fuese más perfecta de lo que era la mía y, también, que tuviese en sí todas las perfecciones de las cuales yo podía tener alguna idea, es decir, para explicarlo con una palabra que fuese Dios.
Discurso del método. Cuarta parte. Trad. de G. Quintás. 1981. Madrid. Alfaguara.
La metafísica
Otra postura que Descartes sostiene es la evidencia de la libertad. Pero más que discutir la realidad o no del libre albedrío, Descartes parece partir de la hipótesis de que él mismo es libre para poner esta libertad en práctica: ya la investigación, en su caso, resulta de una determinación voluntaria y libre. Además, la epistemología cartesiana, vg., su investigación sobre las condiciones de validez del conocimiento, hace un aporte tácito, pero fundamental, al campo de la filosofía práctica: la responsabilidad no es ilusoria, pues si hay conocimiento legítimo, y éste versa en parte sobre algunas relaciones causales, hemos de tomar nuestras decisiones sin dar oídos sordos a las consecuencias previsibles de nuestros actos.Sin embargo, parece que Descartes nunca intentó demostrar la corrección de la citada hipótesis sobre el libre albedrío, como no fuera poniéndola a prueba indirectamente, acaso examinando su capacidad de producir resultados favorables. Descartes compara el cuerpo de los conocimientos a un árbol cuyas raíces son de tipo metafísico, el tronco equivale a la física, y las ramas principales son las artes mecánicas, cuya importancia está en que permiten disminuir el trabajo de los hombres, la medicina y la moral. La metafísica es fundamental, pero añade que los frutos de un árbol no se cogen de las raíces, sino de las ramas.
Teoría de las dos sustancias
La sustancia es aquello que existe por sí mismo sin necesidad de otra cosa, es decir, es aquello autosubsistente.[16]Partiendo del cogito, pensamiento, Descartes sostiene que él mismo es sólo una sustancia pensante, dado que ni siquiera el escéptico radical puede negar la existencia del pensamiento, su negación sería un pensamiento más, mientras sí puede mantenerse una duda sobre el cuerpo.[4]
Este razonamiento es sospechoso, dado que una idea tan evidente como el propio cogito puede ponerse en duda en términos generales (es inteligible la frase: «las ideas más evidentes son dudosas, acaso están equivocadas»), y esta clase de duda sólo queda claramente superada cuando se refutan las razones más radicales para dudar que ha admitido la investigación. Además, sólo estas mismas razones habían permitido poner en duda las más elementales de las ideas sensibles, Cfr. el argumento escéptico del sueño y sus secuelas inmediatas, tanto en el Discurso IV, como en la Meditación I. Ahora bien, entre estas ideas simples se encuentran la extensión, la figura, etc.[17] que Descartes acepta sin más como indudables y constitutivas de la sustancia corpórea, sometida por tanto al espacio y a medidas espaciales de igual forma que el tiempo.[18]
En cualquier caso, la teoría de las dos sustancias nos invita a un mundo dualista. Para llegar de una realidad a otra, del cuerpo al alma (en la percepción sensorial), o viceversa, como en el movimiento voluntario, Descartes menciona que hay una glándula en el cerebro humano, la pineal, donde se encuentra el punto de contacto entre ambas sustancias. Por supuesto, Descartes nunca pudo verificar esta afirmación.
Por otro lado Descartes afirma que hay dos tipos de sustancia, la infinita y la finita. La sustancia infinita es Dios, que es un ser perfecto o infinito, estas dos nociones parecen equivalentes, tal como Descartes las empleó. Tradicionalmente, se considera que Descartes introduce a Dios en su metafísica como garantía de la verdad, pero esto da lugar al profundo problema de la circularidad, que Descartes mismo señala en la «Carta a los Decanos y Doctores...» que antecede a las Meditaciones.
Por Dios entiendo una substancia infinita eterna, inmutable, independiente, omnisciente, omnipotente, que me ha creado a mí mismo y a todas las demás cosas que existen, si es que existe alguna. Pues bien, eso que entiendo por Dios es tan grande y eminente, que cuanto más atentamente lo considero menos convencido estoy de que una idea así pueda proceder sólo de mí. Y, por consiguiente, hay que concluir necesariamente, se gún lo antedicho. que Dios existe. Pues aunque yo tenga la idea de substancia en virtud de ser yo una substancia, no podría tener la idea de una substancia infinita, siendo yo finito, si no la hubiera puesto en mí una substancia que verdaderamente fuera infinita...
Meditaciones metafísicas. 1978. Madrid. Alfaguara
El problema del círculo
Este problema consiste en cómo saber que existe Dios, dado que frente a un escéptico que está dispuesto a poner en duda la evidencia, no bastaría siquiera dar un alegato completamente evidente. Recuérdese cómo Descartes mismo advierte que para refutar a los ateos no basta invocar un texto sagrado, "Carta a los Decanos y Doctores..." que precede a las Meditaciones, dado que este procedimiento es viciosamente circular. Este es un tema que ha sido incansablemente discutido por los comentaristas, pero dos respuestas básicas pueden darse al problema: o no lo sabemos en absoluto, pues el círculo es real y Descartes es un ingenuo que comete faltas indignas de un principiante, o bien se evita el círculo, pero a costa de atribuirle a Descartes posiciones extremadamente dogmáticas. O alternativamente, Descartes escapa al círculo al desarrollar una prueba dialéctica.Según la última línea interpretativa, Descartes no habría intentado demostrar la existencia de Dios, sino ante todo, refutar la hipótesis en la que se funda la duda. Esto se conseguiría mostrando: 1) que un argumento incompatible con la hipótesis del genio, o del azar adverso, etc., es comparativamente 'más sólido que' la respectiva hipótesis escéptica; y 2), que ni ese argumento, ni el juicio que lo considera superior al alegato opuesto, merecen ser juzgados circulares.
Atendiendo al último punto: la refutación de la hipótesis del genio sería circular si enfrentado al argumento refutatorio, el escéptico aún pudiera sugerir que «acaso el propio genio le haya sugerido a Descartes este alegato». Así, la «prueba» de que no hay genio sucumbiría a la misma duda que aspira a superar, círculo. Pero esta réplica es ilegítima bajo el método cartesiano, puesto que para ofrecerla, el escéptico necesita apoyarse en una idea —la del genio maligno— que, una vez expuesta la refutación, tendríamos razones para poner en duda (V. gr., las razones en que estriba la misma refutación); ahora bien, el método pide no considerar verdadera, ni momentáneamente, una idea de la que tenemos razones para dudar. Por otro lado, la refutación sólo habrá podido prosperar si parte de premisas que el propio escéptico ha introducido, al ofrecer las razones para dudar.
Por otro lado, por supuesto, el camino mencionado sólo sería promisorio, si no suponemos de entrada que la duda radical planteada por el escéptico y admitida en la investigación, es universal (pues, siendo universal, a priori toda respuesta a esa duda sería ella misma dudosa de antemano y por ende, estaría condenada a la circularidad). Entonces, habrá que preguntarse dos cosas: 1) ¿Es posible plantear una duda sistemática y amplísima, que afecte incluso a las ideas evidentes, pero que no sea universal? Una posibilidad, desde luego, es imaginar que la duda no se formula con ayuda del cuantificador «todo...» (V. gr., todo pensamiento es falso), sino del cuantificador plurativo: «la mayoría de...» Y 2), ¿hay razones que legítimamente permitan desechar la duda universal, pero que no se reduzcan a señalar el fracaso al que estaríamos condenados, si hubiésemos de enfrentar esta clase de escepticismo? Esta última es, digamos, una pregunta abierta.
Descartes científico
En lo relativo al conocimiento de la Naturaleza por medio de la experiencia, Descartes es heredero y continuador de toda la revolución renacentista, de la crítica a la física aristotélica, del heliocentrismo propuesto por Copérnico y, de manera especial, del atomismo propuesto por Gassendi y está al corriente de todas las investigaciones en el terreno matemático y físico que se están llevando a cabo; su correspondencia muestra el contacto que tiene con todos los estudiosos de su época.Galileo y Descartes consideran el carácter matemático del espacio. Galileo lo hace reduciendo el movimiento de caída a fórmulas matemáticas y Descartes con su contribución a la geometría.[19]
La filosofía está escrita en este gran libro continuamente abierto ante nuestros ojos, me refiero al universo, pero no se puede comprender si antes no se ha aprendido su lenguaje y nos hemos familiarizado con los caracteres en los que está escrito. Está escrito en lenguaje matemático, y los caracteres son triángulos, círculos y demás figuras geométricas, sin los cuales es humanamente imposible entender ni una sola palabra; sin ellos se da vueltas en vano por un oscuro laberinto.
El fundamento del espacio Descartes lo encuentra en una idea clara y evidente: la extensión. Los cuerpos se identifican con la extensión, pues de ellos podemos abstraer todas las demás propiedades sensibles menos esta. Por ello afirma:Galileo. Il sagiattore.
El espacio o el lugar interior y el cuerpo que está comprendido en este espacio no son diferentes sino por nuestro pensamiento. Pues, en efecto, la misma extensión en longitud, anchura y profundidad que constituye el espacio, constituye el cuerpo.
Por ello niega el vacío[19] que será únicamente comprendido bajo la extrapolación de la idea de la "falta de algo". Según la física de Descartes la extensión llena el espacio de forma continua, donde unos vórtices, remolinos materiales, generan el movimiento continuo de los astros.Principios de filosofía.
El espacio-mundo es indefinido pues no puede ser infinito, pues la infinitud es un atributo solo de Dios. Por ello el carácter de lugar es relativo.
Las palabras lugar y espacio no significan nada que difiera verdaderamente del cuerpo del que decimos que está en algún lugar, y, nos indican solamente su magnitud, su figura y cómo está situado entre los otros cuerpos. Pues es necesario para determinar esta situación dar constancia de algunos otros que consideramos como inmóviles; pero según cuales sean los que así consideremos, podemos decir que una misma cosa cambia de lugar o que no cambia.
Es evidente que Descartes conoce perfectamente la obra de Galileo y la invariancia galileana. De esta forma se "espacializa" el universo y el mundo se concibe con un inmenso mecanismo.Principios de filosofía
Referencias
- ↑ Pronunciado /ʁəne de'kaʁt/ en francés.
- ↑ Localidad rebautizada como Descartes en su honor.
- ↑ Nicolas Poussin, Lettres et propos sur l'art, Hermann, 1994.
- ↑ a b ..puesto que de un lado tengo idea clara y distinta de mí mismo, en tanto que soy solamente una cosa pensante y no extensa, y, de otro lado, tengo una idea distinta del cuerpo, en tanto que es sólo una cosa extensa y no pensante, es cierto que yo, es decir, mi alma, por la que soy lo que soy, es entera y verdaderamente distinta de mi cuerpo y que puede ser o existir sin él.
DESCARTES, R. (1990), El tratado del hombre (traducción y comentarios de G. QUINTÁS), Alianza, Madrid. (6.ª meditación) - ↑ Georges Chapouthier, Le respect de l’animal dans ses racines historiques : de l’animal-objet à l’animal sensible, Bull. Acad. Vet. France, 2009, 162 (1), pp 5-12.
- ↑ Adrien Baillet, Vie de Monsieur Descartes (1º ed, 2 tomos, París, Daniel Horthemels, 1691), reimpresiones: Olms, New York, 1972 ; La Table Ronde, colección La Petite Vermillon, 1992.
- ↑ Marie Thérèse Pourprix, « L’ Université de Douai (1562-1793), quelques hommes, quelques conflits » de asa-2.univ-lille1.fr, Université Lille I, 2006. Consultado el 5 de abril de 2010.
- ↑ Véase “Descartes, Œuvres et lettres”, Bibliothèque de la Pléiade, presentado por A. Bridoux y revisado por Charles Adam.
- ↑ Steven Shapin Descartes médecin et les thérapies de la raison.
- ↑ "Le Père Charlet recteur de la maison qui étoit son directeur perpétuel, luy avoit pratiqué entre autres priviléges celuy de demeurer long-têms au lit les matins, tant à cause de sa santé infirme, que parce qu'il remarquoit en luy un esprit porté naturellement à la méditation." s:La Vie de M. Descartes/Livre 1/Chapitre 6
- ↑ Discurso del Método. Parte II
- ↑ Ficha del cráter lunar «Descartes», Gazeteer of Planetary Nomenclature Enlace consultado el 4 de julio de 2009.
- ↑ Fine, G. "Descartes and Ancient Skepticism: Reheated Cabbage?" -- Phil. Review, 109 N°2, 2000; Marion, J-L. L'ontologie grise de Descartes, 1981.
- ↑ Suele considerarse ésta como la primera obra erudita escrita en una lengua moderna (distinta del latín), aunque en realidad ya Nicolás Oresme había escrito en francés un comentario crítico a la Física de Aristóteles.
- ↑ En realidad Descartes cita lo que parecen otras dos posibilidades, el "destino o la fatalidad"; pero estos dos conceptos (respectivamente de origen griego y latino -Cfr, el De fato de Cicerón) nos remiten a las deidades no-omnipotentes, como las Moiras o el propio Zeus, que podrían forzarnos a errar, y por ende hay que considerarlas como equivalentes a la hipótesis del genio maligno.
- ↑ Per substantiam nihil aliud intelligere possumus quam rem quae ita existit, ut nulla alia re indigeat ad existendum. Principia philosophiae. I, 51
- ↑ Puesto que ya desde antiguo algunos "sensibles", como el color eran cuestionados como objetivos y eran considerados como meramente subjetivos. Newton demostrará definitivamente la composición de la luz blanca y los colores del arco iris.
- ↑ Tanto el espacio y el tiempo serán considerados como absolutos por Newton y fundamento del mundo natural físico.
- ↑ a b Agustí Cullel, A. Análisis de los conceptos de la mecánica en los siglos XVII y XVIII. En Historia de la Ciencia. Tomo 2. 1979. Barcelona. Pala S.A. ISBN 84-320-0842-7
Bibliografía
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- Sobre Descartes
- Beyssade, J-M. Descartes au fil de l'ordre. Vrin.
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- Denis Kambouchner, Descartes et la philosophie morale, Hermann Éditeurs, Paris, 2008.
- De Teresa, J. Breve introducción al pensamiento de Descartes. Univ. Aut. Metropolitana, México 2007.
- Doney, W. (Comp.) Descartes. A Collection of Critical Essays.
- Gaukroger, S. Descartes. An Intellectual Biography.
- José Ortega y Gasset: ¿Qué es filosofía?; O.C., Vol. VII, Ed. Alianza, Madrid.
- José Ortega y Gasset: La idea de principio en Leibniz y la evolución de la teoría deductiva; O.C., Vol. VIII, Ed. Alianza, Madrid.
- José Ortega y Gasset: Sobre la razón histórica; O.C., Vol. XII, Ed. Alianza, Madrid.
- Edmund Husserl: Ideas relativas a una fenomenología pura y a una filosofía fenomenológica; §§32 y siguientes.
- Edmund Husserl: La crisis de las ciencias europeas y la fenomenología transcendental; §§17 y siguientes.
- Martin Heidegger: Ser y Tiempo, §§ 19, 20 y 21, Ed. Universitaria, Santiago de Chile, 1997. Trad. de Jorge Eduardo Rivera Cruchaga.
- Martin Heidegger: «La época de la imagen del mundo»; en Caminos de bosque, Ed. Alianza, Madrid, 1995 y 1998. Trad. de Helena Cortés y Arturo Leyte.
- Martin Heidegger: Prolegómenos para una historia del concepto de tiempo, § 22, Ed. Alianza, Madrid, 2006. Trad. de Jaime Aspiunza..
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